jueves, 19 de julio de 2012

~Capítulo veintitrés.

Caminé, hice el mismo recorrido de todos los días. Los mismos árboles, las mismas personas en los mismos bancos. Todo era igual menos yo. No me agradaba hacer lo que hacía. Lo odiaba, pero en mi interior notaba que no me quedaba otra opción, que tenía que protegerla, tenía que separarla del dolor. Dos manzanas más, y llegaría a la casa, donde empezó todo. Clavaba los pies en la nieve, hundiéndome en ella. Igual que mi dignidad y mi alma. Llegué a la puerta, y no me quedó otra opción que llamar.
—Adelante.—me dijo un mayordomo.
Caminé y saqué las manos de los bolsillos, notando un extenso calor.
—¡Hola Charlie!—exclamó esa chica rubia.—Pensé que llegarías tarde, como de costumbre.—no dije nada y pasé por las escaleras, las mismas dónde la encontré tirada en el suelo, rodeada de sangre. Me estremecí y le sonreí, cansado de toda esta mentira.
—Ah.—me limité a decir.
Vacío, un gran vacío ocupó la habitación. Y ese «ah.» fue lo más parecido a una palabra que iba a decir el resto de la mañana. Me miraba, sonriendo, como si estuviera feliz al notar mi presencia. Como si no le importara todo el daño que le estábamos haciendo a su mejor amiga, a Alice.
Me senté en el salón. Miré fotos, cuadros, observé absolutamente todo lo que me rodeaba, recordando que la estaba haciendo daño, sin que ella se diera cuenta.
—Bienvenido Charlie.—me levanté acto de oír su voz.—No te esperaba tan puntual.—Siempre llegaba tarde, era verdad.—siéntate.—obedecí sus órdenes y me senté a su vera, observando su expresión. Cejas arqueadas y una sonrisa que iluminaba su horrible rostro. Escondía rencor y estrés. Y su mirada, era lo que más temía.—Hoy, quería comentarte una idea que hemos tenido Renee y yo.—la chica rubia me sonrió y yo pasé un tupido velo a la situación.
—Qué queréis hoy.—añadí seco.
—Tienes que hacer más daño a Alice, si no quieres que se lo haga yo.—vocalizó cada vocal, mientras el mundo se caía a mis pies.—Sabemos que eras un fugitivo, y un secuestro te enviaría inmediatamente a la guerra.—olí a quemado, y dejé de respirar. Un nudo en el cuello me apoderó y asentí a sus palabras.—Solo tienes que hacer lo que te pedimos.—sonrió, mostrándome una de sus peores facetas.
—¿Hasta cuando?—me digné a decir, intentando aceptar sus palabras.
—Hasta que se harte de ti y venga conmigo.
—La volverás hacer daño.
—De eso trata.—comentó.—Parece que no pillas las cosas muchacho.—respiré y me froté las rodillas.—Parece que te cuesta asimilar que Alice es mi hija, y yo hago lo que quiero con ella.—me hubiera levantado y abría posado las manos en su cuello, hasta que dejase de respirar y su corazón diese sus últimas señales de vida. Nadie sabría lo que habría pasado, Alice no sufriría y yo me iría a la guerra, a luchar. Pero dos guardaespaldas me rodeaban, apuntándome con un arma, cargada, preparada para disparar en cualquier momento.
—¿Por qué no me matáis ya?—Estaría dispuesto a pegarme un tiro, pero mis acciones inmaduras no solucionarían las cosas. Sería un suicidio, que sería capaz de cometer, solamente por su felicidad.
—Eres necesario.—comentó Renee.
—Si tú no le haces daño, no se dará cuenta que no le queda nada más en la vida, y vendrá aquí, por mucho que le duela.—bajó los párpados por cansancio.—Pensaba que eras más listo.—sonreí.—Pero vemos que mi hija se ha enamorado de un idiota cualquiera.
—Un idiota que si le ocurre algo, no saldrá las cosas como usted quiere.—alcé la mirada.—¿verdad?—le hice daño, lo sentí al ver que me enseñaba los dientes y apretaba sus puños. Le dolía oír la verdad, tanto como a mi.
—Cállese.—ordenó.—Miro a sus guardaespaldas y ladeó a cabeza.—Marchaos.—los dos se extrañaron y alzaron los hombros, mientras desaparecían al cruzar por una pared.
—¿Y yo..?
—Renee, vete también.
—Per..—la interrumpió con una mirada y se puso en pie. Mientras esa figura perfecta desaparecía en la penumbra del salón.
—Qué quieres Charlie.—sonrió.—¿Dinero, chicas?
—Quiero a su hija.—respondí.
—Sabe que es mía, de mi propiedad, mi juguete.—Mi mente se imaginó aquellas imágenes, donde abusaban de ella hasta que perdía el conocimiento. Cerré los ojos, intentando olvidar, que diese un cambio inesperado y que estuviera en el cielo. Pero en mi caso, iría al infierno.—Y tú, terminarás siéndolo.—me sorprendí.—No, hijo no. No abusaré de ti, pero, ¿no te das cuenta de que eres una marioneta?—rió.—¿Un perrito faldero?—cuestionó, sabiendo que era cierto.—Digo que vengas, y vienes.—volvió a reír.pasando de las consecuencias que provocarías.
—¿Sabe usted que le podría matar en estos instantes?—solté.
—Lo sé perfectamente. Un tiro en la sien y me dejarías tieso. Pero Charlie, para eso hay que tener valor, cosa que careces.—sonrió.—Pero yo la poseo. Yo también podría matarte. Pero..
—..soy imprescindible.—acabé su frase, odiando la realidad.
—Muy bien. Empiezas a pillar los conceptos.—le miré, clavando la mirada en sus ojos. Intentando adivinar sus pensamientos, sus futuras acciones. Suspiré. Me veía en todas ellas.—Sabes que las cosas acabarán como yo quiero.—asentí.—Sabes que Alice vendrá por consuelo.—bajé la mirada y seguí moviendo la cabeza.—Sabes que no tiene a nadie.—Paré en seco. Su padre tendría toda la razón del mundo, pero en una cosa se equivocaba. Alice no estaba sola, tenía a Ralph.
Mientras tanto en una cocina..
Su reacción. La que menos esperaba y menos quería. Era un iluso por creer que reaccionaría diciendo «yo también te amo Ralph..» era demasiado imbécil. Pasé la mano por la taza de café, mientras cuatro chicos me preguntaban por ella. Por lo que había pasado en esa habitación. Por lo que no había ocurrido.
—¿Qué tal con Alice?—me hablaban en noruego, muchas palabras se me habían olvidado, recordaba lo básico, pero siempre pensaba en inglés. Eramos al rededor de unos cuarenta hombres, y en estos momentos, solo había dos mujeres, entre ellas, a la que amaba.
—Bien,—dije deseando que hubiera pasado algo.—Todo muy bien.—sonreí, sí, sonreí con café en los labios. Saboreando su sabor, amargo y a la vez adictivo. 
—Ten cuidado Ralph, sabes que es de Charlie..—me comentaron mientras me daban un golpe en la espalda. Tenían razón. Pero, ¿yo no la mercería? ¿Era menos por no haberla conquistado haciéndome el duro? ¿Tomando las decisiones por ella?
—Yo la conozco desde los catorce años.—solté.—Él no la conoce ni de un mes.
—¿A qué te refieres?—Rony sonrió. 
—Nada, déjalo.—salí de la cocina dirigiéndome a mi habitación. Todas las miradas iban hacia mi rostro. Caminé hasta mi cuarto, o eso es lo que mandé a mis piernas. Pero acabé en la puerta de Charlie. Intentando recuperar algo que no era mío. Algo de lo que había amado toda mi adolescencia. Nadie me avisó que sería estar enamorado. Pero me juré a mi mismo que no la perdería. Sería mía.
Tras esa misma puerta..
El silencio fue la peor respuesta que le pude dar. Al oír esas palabras mi única salida fue huir, para no hacerle daño. Pero, no podéis negadlo, le estoy haciendo sufrir. Noté la furia en sus ojos al verme caminar de espaldas, e intenté no mirarle a los ojos. 
Restregué mis ojos hinchados, y me incorporé débilmente. No había desayunado, había perdido fuerzas. Me apoyé en la pared, clavando mi frente con la piel rugosa de esas cuatro paredes que me encerraban. Solo se oían mis pensamientos, que rebotaban en mi cabeza una y otra vez, repitiéndose, haciéndome sufrir. «—Alice Flint, que, que..—tartamudeó.— que yo te amo.» pensé. Recordaba su sonrisa al verme. Como se arreglaba el pelo al notar mi presencia. «—Alice Flint, que, que..—tartamudeó.— que yo te amo.» volví a recordar. Se paró el tiempo por un instante, eso o fue mi corazón al volver oír su voz pronunciar mi nombre. «—Alice Flint, que, que..—tartamudeó.— que yo te amo.» E intentando darme cuenta de mis pensamientos. Caí que no solo estaba en mi cabeza, también en el corazón.
Al lado de la orilla del mar..
—¿Está decido verdad?—el agua mojó mis dedos. Era invierno y decidí irme con él a la playa, no dando importancia al frío que hacía. Y las bajas temperaturas que me rodeaban.
—Es lo más posible.—sonreí.—Es un buen futuro. Trabajo, y estaré en mi tierra.
—Podrás formar una familia.—me sonrió.—Aunque no sea conmigo.
—No quiero pasar el resto de mi vida con alguien que no seas tú.—cogió mi mano.—Prefiero pasarla solo.—Me estremecí.—Andy, te espero y envejeceré esperándote.—mi corazón dio un vuelco.
—Seguro que encuentras a una persona maravillosa en Noruega.—intenté suavizar la situación.
—Yo ya la he encontrado.—agarró mi mano más fuerte y miró el horizonte.—El mar está precioso a estas horas.—sonreí, hasta que vi como algo caía en el mar.
Una luz cegadora nos dejó en el suelo. Intenté encontrar a Josh con las manos y acaricié su pelo. El ruido vino después. Los oídos me explotaron, dejando un pitido en mi mente, que se hizo insoportable.
—¿Andy?—una figura borrosa vi en la oscuridad.—¿Estás bien?—cada vez la línea de su cuerpo estaba más difuminada. La arena recorrió mi cuerpo, me estaban arrastrando.—¿Estás bien?—volvió a repetir. Sus palabras quedaron en mi mente. Hasta que hice un último esfuerzo y reaccioné. Escupí agua y sonreí.
—Tranquilo.—tosí más fuerte.—¿Qué ha ocurrido?—llevé la vista a los lados y observé el desierto que nos rodeaba, no había ni un alma en la calle.
—No lo sé.—respondió nervioso, pero a la vez aliviado al oírme hablar.
Todo pareció perfecto hasta que vi como una persona se acercaba en la oscuridad del humo y la niebla. No hablé y me quedé mirando sus ojos. Estaba entre mis piernas, apoyando las manos en el suelo. A centímetros de mi. Cada vez la sombra era más real, y descarté que fuese fruto de mi imaginación. Volví a mirar sus ojos, tan bonitos y llenos de sentimientos. Sonrió tímido.
El hombre se paró a pocos metros de nosotros, alzando algo al vacío, dónde nosotros éramos la diana.
«Te amo Andy.» fueron las últimas palabras que salieron de sus labios. Regalándome el último suspiro de su corazón. Cayó como un peso muerto al suelo, una bala alcanzó y atravesó su torso, hasta tocar el órgano más vital de mi vida, él. 

5 comentarios:

  1. Me dejas sin palabras, en serio, adoro como escribes. Lo haces genial, me encanta.
    Un beso y espero que subas el siguiente muy pronto. <3

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  2. Como siempre, ES FANTASTICO *.* Me encanta, en serio, pero de verdad que muere Josh? NOO! :'( Bueno, espero que subas el siente pronto :3

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  3. WTF!!!!!!!
    Que pasó co Josh!!!! Si lo matas te mato dsjojdsjojoj xDD Okno :)
    Bue... sube pronto porfas, bye c:

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  4. DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS, me flipo. Jo, Lu, eres perfecta en todos los sentidos. Recupérate, vale? Que estoy aquí para ayudarte en lo que sea :3
    Te amo :)
    PD: AMO LA NOVELA.

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  5. Dios, me he quedado sin uñas que morderme.
    Está asdfgnjmmlk, no conozco a nadie que escriba así. Salvo tú
    Te muchisisimas ganas de que acabe la novela para saber que ocurrirá pero a la vez no quiero dejar de leer, porque engancha, es una droga Jajajajaja
    Sigue así, tienes un don, deberías sacarlo a la venta, ganarías un pastizal.
    No dejes de escribir nunca y sigue haciendoló así.
    Un besoo enorme.

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