Aquella mirada era la que me hacía dudar de la gente que me rodeaba. Guardaba rencor y a la vez entusiasmo, sus labios estaban elevados formando una leve sonrisa. Sus cejas arqueadas como dos puentes en el que encerraba a sus ojos. Mostraba felicidad, pero si te fijabas bien, quiero decir, en el fondo, no veías eso. Me aproximé con paso ligero mientras silbaba una canción, no recordaba el nombre.
—Rony me ha dicho que preguntabas por mi.—Sonó grave y serio. No debería haber dicho su nombre, ya que no venía del tema. Crucé los brazos y me dispuse delante de su rostro.—¿Quieres algo?
—¿Tú no me buscabas?—Pasó su lengua por el filo de sus dientes, estaba dispuesta a provocarme. Ladeó la cabeza y llevó el cigarrillo a sus labios.—El caso, quiero ver a Alice.—Rió, y echó el humo formando pequeñas hondas en el aire.—Sé que está contigo.
No me inmuté. No moví ningún musculo de la cara y seguí estando serio. No sabía si decirle que estaba conmigo. Pero no me daba buena impresión. Era su amiga recordé en ese instante. Pero Alice nunca me habló de ella, nunca me la mencionó.
—Alice está desaparecida.—Me llevé las manos a la espalda, mostrando un buen porte. Decidí mentirle. No era muy propio de mi, pero en el fondo, en lo más fondo de mi, estaba cambiando.—Supongo que lo habrás leído en los periódicos.—Decidí responder, ya que había pasado más de dos minutos sin que mi garganta diese ningún sonido y que todos mis pensamientos rondaran por mi mente.
—Mientes.—Rió satisfecha a mi respuesta.—No sabes mentir Charlie, no sabes mentir.—Volvió a reírse y dio otra calada a su cigarrillo que al final decidió tirar y apagar con la suela de su zapatilla. Odiaba el humo, notaba como lo filtraba y no podía evitar toser.
—¿Qué crees?—Pregunté. No sabía que pensar, ¿tan mal mentía? Tendría que entrenarme.—Cada vez soy más estúpido.—Dije al cuello de mi camisa. Por suerte Renee no tenía tan buen oído como Josh y no apreció mis palabras.
—Que está contigo.—Me recorrió con la mirada desde los pies hasta los ojos y soltó un leve bufido que al cabo de unos segundos se convirtió en un extenso y cargado silencio.
—Yo también querría que estuviera conmigo..—sollocé. Mi leve actuación pareció no dar factura y que mi rostro, cansado y triste pareciera que fuera por ese asunto.
—¿Entonces no está contigo?—Bingo. Quería cantar victoria, pero aún era demasiado pronto. Debía esperar a que se fuera.
—No, no está.—Afirmé a su respuesta. Respiré, estás situaciones me agobiaban. La pregunta sería que le diría a Alice. No sabía si contarle que conocí a su amiga Renee en el pasillo del hospital y que se esfumó con su propio humo. Y que ahora, apenas unos minutos, estuvo preguntando por ella.
—¿Y tienes idea de dónde está?—Pareció preocuparse, y noté cierta tristeza. No sabía si estaba fingiendo como yo, o en realidad también estaba preocupada.
—La habrán secuestrado.—Secuestrar, ese verbo pasó por mi mente varias veces. Y la imagen que pasó por mi cabeza fue la cárcel, reformatorios, campos militares. Yo decidí por ella, decidí que vendría aquí con nosotros y que no debería decírselo a nadie. Huir de su familia, de sus amigos, de todo. Y todo porque lo decidí yo, por simple egoísmo para que estuviera a mi lado. No lo entendía, nunca me lo había planteado de esta forma, ¿y si ella no quería? ¿Y si no quisiera que no me involucrara en el asunto?
—Daremos con ella, lo sé.—Puso la mano en uno de mis brazos. Regalándome una triste sonrisa. No supe que decir, tampoco que hacer. La compasión pudo conmigo y antes de que diera los pasos suficientes para alejarme empecé hablar.
—Alice está aquí, conmigo.—Cualquier gilipollez podría haber salido de mis labios, cualquiera, pero no fue así. Empecé a temblar debido al agobio que se me acumuló en la garganta. Un nudo se me hizo en ella y no dije nada más.
Su reacción, su propia reacción hizo que fuera a mi primera conclusión. No debía confiar en gente como ella, no debía. Mi victoriosa actuación no sirvió de nada y la eché a perder. Cada curva de su rostro mostraba alegría, como si hubiera conseguido lo que quería. Metió la mano en uno de los bolsillos de la chaqueta vaquera que llevaba y dejó a la luz una pequeña grabadora de voz, en este caso mi perdición.
—Listo.—Dio al stop y sonrió.—Gracias por decirme lo que quería oír..—volvió a guardarla y me miró fijamente a sus ojos, su inquietante mirada invadió el silencio.—O en este caso la verdad.
Me llevé las manos al cuello y suspiré. Guardé mis deseos de desahogarme para otra ocasión. La policía me la tenía guardada. Afirmaron que si cometía otro delito me llevarían al reformatorio o a los campos militares. Fruncí el ceño e intenté sonreír. Ni pensando en Alice se me calmaba el cuerpo.
—Que quieres.—Todo el mundo querría negociar, y dudaba que me equivocara con ella.—¿Dinero? ¿Ropa? ¿Cita para la peluquería?—La última pregunta sobró, pero dio cierto tono gracioso al asunto y ella se cabreó.
—No, no necesito eso.—No se me ocurría otra cosa que darle, ya que no tenía absolutamente nada. Vivía con cuarenta hombres más. Mi casa no sobrepasaban los veinte metros cuadrados y el dinero no me abundaba. No tenía dinero, ni joyas, ni cualquier cosa que quisiera una chica. Si fuera un hombre, habría llamado a Josh, actuaría como un cobarde y pediría su ayuda. Pero se trataba de una mujer. Especificando una amiga de Alice.—Te quiero a ti.
No entendí esa respuesta y hice que la volviera a decir. No sé si me estaba quedando sordo o si lo habría interpretado mal, entonces, para asegurarme quise que la repitiera.
—A ti, a ti Charlie Blair.—Suspiró cansada y se frotó uno de los codos. Cruzó el lado de su bufanda por su cuello cubriéndola parte de la cara.
—Estás equivocada.—Su respuesta me dejó estupefacto, sin saber que decir, y apenas asimilé todas las palabras por miedo.—No me conoces de nada.—Froté una de mis manos en la barbilla. Una gran nube nos cubría las cabezas y algo de frío recorría las calles. Y yo en un polo de manga corta. Ralph. Podría estar con una sudadera y estaba en manga corta.
—Pero Alice sí.—Elevé los hombros, sin aún saber a que se refería.—Es una larga historia, una larga y extensa historia..—debía irme, coger la grabadora e irme, pero tenía algo de miedo. Era imbécil, tenía miedo de una chica.—Sé que Alice sufrirá si te pierde, ¿y que mejor que con su mejor amiga?—Sonrió maliciosa. El aire me estaba llegando a los huesos, y sus palabras me helaron el corazón.—Ella pensará que eres tú y yo solo fui una víctima.
—Pero eso no es así.—Repliqué, no me lo creía, me estaba arrastrando a esa mujer. Me acerqué a ella y apenas hubo dos palmos entre nuestros rostros.—Se lo diré.
—Ah, no.—Volvió alzar la grabadora y puso justamente las palabras que me delatan del crimen. En el fondo no era un crimen, pero ella quería que lo pereciese y lo estaba consiguiendo. Podría haberme tragado la lengua, que me diera un golpe en el camino o directamente estar con Alice, disfrutando de sus labios.
—Eres...—no seguí, poso uno de sus dedos en mis labios.
—Soy muy lista.—intentó terminar mi frase, la mejoró más bien. De mi boca en estos momentos saldría de todo menos cumplidos.—Mañana.
—Mañana—repetí sus palabras, como si fuera un loro, me estaba manejando como un títere.
—Te quiero aquí a las seis de la tarde, ¿de acuerdo?—No me quería arrastrar, tampoco quería estar con esa chica, no quería nada de esto.
La miré con desprecio y me di la vuelta mostrándola la espalda. Caminé sin ganas, decaído y poco convincente de mis pasos, de mis decisiones, de mis actos. Mañana, a las seis de la tarde estaría ahí. Cumpliendo las órdenes como un soldado. Sonreí chistoso. Me estaba preparando para el ejército. A medida de mis pasos varios copos de nieve decoraban las calles de mi barrio, cada rincón mostraba un tono y apacible blanco. Volví la vista para atrás, y como de costumbre, ya no estaba. Ahora tenía dos opciones, confesar lo ocurrido o callarme como un buen negociador.
Detrás de una botella..
Beber agua en estos momentos era lo que mejor que me podía meter en el cuerpo.—No más alcohol— mascullé. Josh se había ido con Andy y aquel chico del baño me acompañaba en el cuarto de Charlie. No sabía sus intenciones, pero tenía tanta bebida y cosas en la cabeza que ni me las planteé.
—¿Ralph verdad?—Sabía que se llamaba así, pero el silencio que había entre nosotros dos era muy incómodo. Y la verdad, seguramente soltaría alguna estupidez en breves.
—Sí, me llamo Ralph.—afirmó con una sonrisa. Intenté diferenciar el color de sus ojos, pero veía tan borroso que por mucho que forzara la vista no vería nada.—Me suenas, te he debido ver antes.
Si me paraba a pensar también aparecía en algunos de mis recuerdos. No sabía su por qué, ya que nunca había conocido gente de aquí.
—Tú también a mi.—Volví a la Tierra, ya que constantemente me metía en mis pensamientos.
—Creo que ibas a mi instituto.—Se frotó el pelo y al segundo se miró en el reflejo de la ventana para arreglárselo. Me hizo gracia y sonreí, luego asimilé su respuesta y vi que era verdad.
—¡Es verdad!—Exclamé algo entusiasmada y como una niña pequeña. Efectos del alcohol.
—Vas a mi clase de Química.
—Y a la de Biología.—Visualicé otra vez mis recuerdos y que siempre me sonreía en las aulas. Pero estaba tan ocupada en Renee que apenas pude conocerle.—Siempre me sonreías.
—Ahora no te reconocía porque estás más delgada.—No respondió a mis palabras y metió otro tema inmediatamente. Mi extraño sentido dio con una conclusión, pero no la quise dar muchas vueltas y la descarté.—Eres muy lista.
—Habló el que siempre suspende, te tenía como favorito el profesor.
—Tengo mis encantos.—Frotó su barbilla y sonrió. Recordaba que era más pequeño que yo, un año recuerdo que mencionó un día el profesor.
—¿Cumpliste dieciséis verdad?
Afirmó a mis palabras con un leve movimiento de cabeza y chasqueó los dientes. Una taza de café la esperaba en una de las esquinas de la habitación. Humeante, desprendía un olor agradable y apetitoso.
—¿Tan enchufado estás?—Pregunté chistosa.
—Superdotado.—Respondió a mis palabras con algo de amargura. Por unos segundos noté que no estaba en la Tierra, sino en sus recuerdos, no serían muy agradables pude notar.
—Pues me tendrás que dar clases.—Aparté el tema y lo cubrí con un tupido velo. Ya tenía suficiente y no le obligaría a que me contase todas sus penas.—No voy a volver al instituto.—afirmé alegre, la verdad, como a cualquier persona, no me agradaba mi estancia allí.
—¿Por?—Preguntó sorprendido. Él no sabía nada del periódico, ni mi supuesta desaparición. Estaba en el cuarto de Josh, y si apenas tenía fuerzas para hablar, menos tendría para levantarme.—¿Tanto lo odias?—calmó el silencio y le sonreí dulce y sincera.
—Estoy desaparecida.—Hice una pausa y antes de que diera un trago al vaso de café, me lo llevé a la comisura de los labios. Saboreando su dulce y cálido sabor.—Está rico.—Sonreí y le dejé con la boca abierta, pero sonrió.—¿Me darás clases entonces?
—Si me devuelves mi café puede.—Volví a saborear su sabor por unos segundos y me calenté las manos con el vaso. Lo posé en ambas manos del muchacho y sonreí.
—Todo tuyo, ¿pero me darás?
—Claro, igualmente te las habría dado.—Tragó y sonrió.—Es verdad que está rico.
—Delicioso.—Le rectifiqué. Esa situación era cómoda y me aportaba tranquilidad, aunque mi cabeza estuviera dando tumbos y no la encontrara encima de mis hombros.
—¿A que el de química es muy retorcido? Siempre hace complicados los exámenes.—Añadí feliz.
—La de lengua está muy buena.
—Pero si es feísima, y una anciana.—Arrugué el morro.—Te van las maduras, ¿o qué?
—La tuya será, porque la mía no.—Resopló y hizo que pensaba en ella mientras se ponía colorado. No sabía si sería por la profesora o por mi. Pero notaba cierta química y eso que no entendía mucho del tema. Empecé a reírme sin razón o con ella, no lo sabía. El caso es que me estaba riendo y por fin notaba que los malos momentos pueden desaparecer.
Un pequeño silbido del viento gobernó la habitación. Había entrado por la puerta, la corriente llevaba en si a Charlie. Parecía enfadado, pero no lo pude apreciar con detalle, ya que tenía lágrimas en los ojos al reírme tanto con Ralph. Luego, predominó el silencio.
Lucía, ni te imagonas lo dificil que es leer desde el movil los capítulos, pero merece la pena por esto *__________* ES UNA PASADA. A mí nunca me pareció que Renee fuera una buen persona... En fin, Ralph me cae genial y me encanta como escribes, en serio, eres increíble Lu, esta novela me encanta mucho muchísimo, siguiente akhdjsjdid genial. Y que te quiero ¿vale? Eres de lo mejorcito que hay
ResponderEliminar(es mi ultima esperanza que no se ven mis comentarios)
EliminarSoy la torpe que no sabía como comentar. Solo decirte que me encanta tu novela y que cada vez que subes capitulo me tiro al ratón para leerlo. Que me parece que tienes talento para esto y sigue así por que sé que llegaras lejos :3 (siento haberme metido en tu comentario)
Diios! Quiero el siguiente YA! Por favor, escrtibe cuando puedas. Lo haces geniial ^^ Me encanta esta novela! Me conecto varias veces al dia para ver si has colgado un nuevo capitulo ;)
ResponderEliminarRenée es una zorra. Punto. Bueno, a lo mejor tambié tendrá sus motivos... Se supone que es amiga de Alice, y no creo que esté aliada con el padre. Ralph y Andy molan. Eres genial en esto, es lo único que deberías tener en mente cuando escribes. Espero el siguiente con ganas, te quiero.
ResponderEliminarMe encanta, como siempre. Escribes genial tía :)
ResponderEliminarYo quiero que Charlie y Alice se casen y tengan hijitos xD me encanta tu novela es chulísima y la escribes super super bien ^.^ Fdo. Carmen12rs
ResponderEliminarGENIAL AHORA LO ENCUENTRO CUANDO YA HE CONTESTADO AL LA OTRA CHICA! Bueno pues eso decirte que me encanta tu novela que sigas así porque se te da super bien y que estoy super enganchada, muchas gracias por hacer una novela tan increible y por ser como eres. Un saludo la torpe que por fin ha encontrado como comentar. PD: chupate esa ordenador AHORA QUIEN SE RIE!!! :3
ResponderEliminarLucía,cada vez te superas más.Me encanta bueno te lo digo siempre pero es que udvnsovmisjs.No me puedes hacer esto con Renée que mala no?
ResponderEliminarPobre Alice con todo lo que ha sufrido y ahora esa...JAJAJAJA
Me muero de la intriga que pasará en el siguiente :3 ESCRIBES PERFECTAMENTE BIEN y no,no exagero.SIGUIENTE,un beso<3 Soy @RosarioMejutoLp :3
Al fin puedo comentar! Bueno la verdad es que ame la novela mas que nada porque es diferente y cada dia con cada capitulo te sorprende con algo nuevo sea lo que sea(: como te habia dicho amo la trama esta genial. Un beso y soy @Rose_Gardeen.
ResponderEliminaryo me llamo Ralph (lo he leído con la voz de Ralph de los Simpsons! jajaja). adoro este personaje dios mío! Me imagino el típico tierno y mono ai no sé, estoy enamorada de él jajaja *_*
ResponderEliminarHolaa Luu, disculpa por no haber comentado en los otros capitulos, pero es que las clases me tienen loca, en fin hoy fue que por fin pude leer los capitulos y debo decirte que me encantaron.
ResponderEliminarYo sabia que esa tal renee tenia al tramado nunca me callo bien,tenia algo que no me hacia fiar de ella y BINGO, ella chantajea al pobre de Charle, en mi opinion es una bruja jajajaja
Bueno siguela cuando puedas,te un beso
Dios mio! *-* Lucía, escribes genial, enserio. Me encanta demasiado tu nove... me paso como unas veinte veces al dia por el blog para comprobar si as subido algun cap... madremia! Siguela prontito porfavor!
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