domingo, 8 de abril de 2012

~Capítulo diez.

Aunque no fuera mi sangre sentía la sensación de que se había derramado por mi culpa. No besarle fue el colmo que hizo que se intentara suicidar o eso pensé. Lo peor fue verla tirada en el suelo. Recuerdo esa situación como si hubiera sido hace unos minutos. Ese charco de sangre que la rodeaba.
Alguien golpeó la puerta y entro. Una bata blanca se asomó y sonrió al verme.
—¿Eres el chico que ha llamado?—Me dijo mientras se llevaba a la espalda la información médica de Alice.
—Sí, soy Charlie.
—¿Hermano?
Negué con la cabeza y me entristecí, debería haber estado a su lado.
—¿Novio?—Me volvió a preguntar al ver que no había acertado.
—No, no lo soy..—Me sonrojé y eché la vista hacia la camilla.
Estaba demasiado delgada, y presentaba diversos moratones y arañazos, pero lo que hacía estremecerme eran sus muñecas.
—Bueno, como me han dicho tú has sido él que ha estado ahí.
Asentí y me levanté para estar más cerca del médico.
—Le has salvado la vida, si no hubiera venido antes abría perdido demasiada sangre y..—decidió no continuar al ver mi expresión de solo oír eso.—os dejo solos, a lo mejor se despierta, y puede que se alegre al verte.
Le esbocé una sonrisa y me acerqué a ella. Miré cada uno de sus moratones y heridas, solo podía habérselas producido su padre, pero no sabía ni cómo, ni por qué. Llevé la vista a la ventana y vi que estaba nublado, el invierno se acercaba. Odiaba esa época, en la casa de acogida apenas había calefacción y los inviernos eran muy duros, él único calor humano que quería era el de Alice, pero no la veía muy dispuesta en estos momentos.
Sentí como alguien rozaba la yema de mis dedos. Rápidamente bajé la vista. Se había despertado.
—Char..—la interrumpí.
—Calla, tienes que descansar.—La arropé con la manta y me quedé mirándola.
Me quise dar la vuelta, pero su débil mano agarraba la mía.
—Gracias por estar aquí—Dijo con mucha dificultad.
—No dudes, que después de que estés bien, te vas a llevar la tuya—Todavía no me creía lo que había hecho, todavía no me creía la situación en la que me había encontrado. Al principio me costó reaccionar, pero llamé a tiempo.
—¿Mi padre sabe algo?—Dijo mientras intentaba ponerse de lado, pero al ver que no podía se rindió.
—Le han estado llamando, pero no da señales de vida.
Rechistó y sonrió.
—Es un cabrón, nunca se ha preocupado por mi, y tampoco creo que lo haga ahora.
Los dos miramos a la puerta, alguien estaba entrando. Me imaginé que sería su padre y la rabia se apoderó de mi.
—Soy yo, tengo que hablar un momento con Alice..—entró y dejo medio abierta la puerta.
Me echó una mirada con intenciones de que me fuera.
—¿No se puede quedar?—Dijo mientras me soltaba la mano y suplicaba a la enfermera.
—Es mejor que se vaya, luego si quiere que entre.—dijo convencida.
Obedecí y salir sin apenas hacer ruido, la enfermera se sentó al lado de Alice y empezaron a hablar.
Si me paraba a pensar apenas había estado con ella. Dos o tres momentos como mucho. Pero ella me hizo experimentar lo que ninguna persona había logrado en mi. Sus ojos azules y su pelo castaño. Su personalidad su dulce sonrisa. Una persona pasó enfrente mía y se me quedó mirándome apoyada en la otra pared del pasillo.
Levanté la cabeza y me coloqué el pelo. Era una chica rubia.
—¿Qué estás mirando?—Me dijo indignada.
Mostró su superioridad tan solo con esas tres palabras.
—Me estabas mirando tú.—me reí— te lo tendría que preguntar a ti.
—Soy Renee.
—Yo Charlie.—aunque se hubiera presentado me parecía bastante egocéntrica.
Ninguno de los dos dijimos nada, nos quedamos en silencio, hasta que de sus labios salieron unas palabras.
—¿Charlie? ¿Charlie Blair?—Dijo mientras se aproximaba a mi lado.
Mi rostro expresó sorpresa, ¿como sabía mi nombre?
—S..sí. Soy yo.—dije curioso—¿cómo lo sabes?
—Bueno, sé los nombres de los chicos guapos..—dijo mordiéndose el labio inferior.
Se acercó a mi brazo pero yo di unos pasos hacia delante. Intentó disimular y se llevó el pelo atrás en un recogido.
—Eres amiga de Alice.
—En efecto.
Asentí a su respuesta y asimilé lo que pretendía esa chica, ¿me había echado un piropo? ¿Así por las buenas? ¿Estando su amiga en el hospital?
—¿No vas a verla?—dije intentando disuadir el silencio.
—No creo que quiera verme—dijo mientras rebuscaba en su bolso.
—Pero es tu amiga, no creo que rechace visitas.
Elevó la mirada y dejó de buscar.
—Pero mira que eres pesado—soltó.
Abrí los ojos y fruncí el ceño. Vi que sacaba una cajetilla de tabaco de su bolso. Busqué rápidamente alguna señal en donde decía no se podía fumar, aunque, en un hospital era evidente.
Señalé con el dedo el cartel ya que se había encendido un cigarrillo.
Se dio la vuelta y levantó los hombros.
—Nos van a regañar—dije mientras intentaba quitar el humo con las manos.
—¿Y a mi qué?
Era impertinente, borde, me ponía de los nervios, y sobretodo, era inmadura. Saber la situación de Alice y comportase así.
Puse el oído en la puerta, y pude percibir aún voces en la otra habitación, aún no habían terminado.
 —Te van a regañan—me soltó con cierto tono burlón.—me caes bien.
Soltó el humo y sonrió.
—Pues tú a mi no.—No me ande con rodeos.
Esbozó una carcajada y tiró el tabaco al suelo, mientras lo aplastaba con sus zapatillas.
—Listo, ya no fumo.
—Bien—respondí un poco distraído, seguía pendiente de la puerta—ahora voy a entrar.
—Entraré contigo..—me susurró en el oído.
Me di la vuelta y vi que estábamos muy cerca. Me choqué contra la pared al ver que estaba tan pegada a mi.
Mi bolsillo empezó a temblar. Ella lo notó y se alejó dejándome espacio para respirar. Lo saqué sin apenas mirar quién era, me daba igual, tenía que salir de esa tensión que había creado Renee.
—Charlie, ¿dónde estás?—me dijo alguien al otro lado del teléfono.
—¿Quién eres?—Dije mientras me rascaba la cabeza, no me sonaba su voz.
—Soy Josh.
Cuando me quise dar cuenta la chica había desaparecido, miré a ambos lados del pasillo, parecía que se había esfumado junto al humo de su cigarrillo.
—¿Estás ahí?—Oí en un eco del teléfono, me lo pegué de nuevo a la oreja.
—Estoy en el hospital.—dije mientras me frotaba el brazo.
Sentí como algo rozaba mi espalda, era el borde de la puerta, ya habían acabado de hablar.
—¡Espera!—dije a la enfermera, pero ella siguió caminando.
Dejó la puerta abierta, y pude observar a Alice y su rostro encharcado por sus propias lágrimas.

7 comentarios:

  1. Oh por dios no me dejes con la intriga D:
    me encanta de verdad<3

    ResponderEliminar
  2. Bueno Que decirte me encantaaa... Me enganchas simplemente con cada palabra me enganchas!
    Espero Que sigas asii lo haces genial ;)
    Un besiito

    ResponderEliminar
  3. Eres cruel. Vas y me dejas con semejante intriga. ¬¬
    Espero que subas pronto kajfadsf.

    ResponderEliminar
  4. ES PERFECTA! me encanta, muchas gracias por avisarme por twitter, esta genial tu novela, es hermosa, espero que el hijo de puta del padre de alice las pague muuuy cara! de veras que te admiro por como escribes y la historia tan perfecta que escribes :) espero que subas el siguiente pronto por que me he quedado con la intriga, le habra contado lo que le hizo su padre alice a la enfermera, lo detendran en ese caso??? siguiente ya!! <3

    ResponderEliminar
  5. Pues nada que...OH DIOS!! COMO ME GUSSSTA, en serio siguela por lo que mas quieras y subelo prontoo :3

    ResponderEliminar
  6. Me has dejado con la intriga... Me encanta tu novela... Espero que termine bien... ^^)

    ResponderEliminar
  7. Wuooo me encanto de verdad, que me encanto, este y todos los demás capitulos, ademas de sorprenderme en cada capitulo, me encanta cada vez mas, estoy deseosa de leer el proximo capitulo, espero que pueda ser pronto, si no morire por esta tortura de tener que esperar jajajaja bueno, te mando un beso enorme

    ResponderEliminar