Encuadraba ambas sonrisas en el objetivo de mi cámara. No quería hacer la foto, pero no me quedaba otra. Tenía que aparentar que era feliz e ignorar ese desgarre que sentía en el pecho cada vez que les veía juntos. Sus miradas permanecerían vacías en la foto, pero ambos sabían su significado. Capté ese momento en la pantalla de mi cámara y realcé en mi rostro una sonrisa bastante forzada. Quería vivir engañada.
En el otro lado del objetivo..
Su mirada se mantenía en suspense como las palabras que me dijo en la habitación. Primero empezó a tartamudear mientras mantenía su preciosa sonrisa en el rostro. Luego bajó la mirada y antes de volver a cerrar la puerta, me dijo que me fuera vistiendo, que me enseñaría su ciudad. Me quedé con la sensación de tener un vacío entre pulmón y pulmón que lo pude disimular con una sonrisa. Y ahora, estaba más raro que antes.
—Ya está hecha.—Miré su sonrisa, se le formaron dos hoyuelos en ambas mejillas.—Salís muy guapos la verdad—. Parecía que lo decía con cierto sarcasmo, e intenté no sacar ese pensamiento a la luz.
Charlie sonrió a su respuesta y evitó mi mirada, ya que la tenía clavada en sus ojos. Estaba perdido en sus pensamientos, y yo intenté poner en orden mis ideas.
—Charlie.—no me miró nada más llamarle—. ¿Estás ahí?—agarré su brazo con los dedos de mi mano derecha y rocé los pliegues de su chaqueta.—¿me estás haciendo caso?
Su mirada fue hacia mis labios.
—Sí, si lo siento.—me volvió a mirar a los ojos. Resoplé, no entendía nada. Acto seguido estornudé.—Parece que no estás—declaré con pocas palabras lo que pensaba. Mantuve su mirada unos minutos y continué con la frase.—¿Te ocurre algo conmigo?
Negó a mis palabras como un niño pequeño y miré a Josh, fue como un bote salvavidas.
—Luego hablamos—le solté mientras dejé de mirar es verde. Ese extraño y precioso verde.
Me dirigí a ese chico, que por poco que le conociera, ya sabía mucho más de mi que mi familia. Me paré a pensar unos instantes. Yo ya no tenía familia.
Me sonrió al ver que me aproximaba a su lado.
—¿Puedo?—señalé el bordillo donde me podía sentar con él.
—Claro—sonrió y me dejó un hueco para sentarme.
No supe que conversación establecer entre nosotros, principalmente porque observaba con el rabillo del ojo la conversación y las sonrisas que estaban compartiendo Andy y Charlie.
—Se nota demasiado—murmuró en el silencio que había formado.
Me di la vuelta y apenas sonreí, para que fingir si Josh ya me había descubierto. Le volví a mirar para que siguiera con su frase, ya que yo apenas tenía palabras.
—Supuse que no te lo diría—sonrió, yo también—. Se acobarda.
No le vi el sentido a sus palabras y asentí aunque no las entendiera.
—¿Sabes que le pasa? Me tiene preocupada.—decidí por fin hablar.
—Esta mañana estaba muy bien.—Me dijo extrañado, parecía que no sabía la razón de su comportamiento.
—Hasta que me ha visto.
Planteé mi hipótesis en alto y no me gustó mucho a la conclusión que había llegado.
—No pienses eso—colocó las manos en sus rodillas y se frotó los nudillos; tendría frío—. No quiere ser pesado..—por mucho que me dijera, no estaba muy convencida de sus palabras.
—¿No quiere ser tan pesado que llega a ignorarme?—no le veía el sentido, aunque le diera mil vueltas—. No lo entiendo.
Decidió no responderme, supongo que no querría meter la pata entonces no me molestó. Volvió a predominar el silencio en nuestra conversación. Me fijé en la gente que nos rodeaba, estábamos en el puerto. En la foto que nos había hecho Andy se veía el mar. Preciosa la foto. No el momento.
La olas del mar chocaba con las rocas de un pequeño desprendimiento que hubo anteriormente. Miré hacia el cielo, varios aviones del ejercito volaban en él, por encima de nuestras cabezas, la guerra estaba empezando pude oír en las noticias.
Recorrí el cielo y la mirada fue hacia un chico, ni Josh ni Charlie. Observé que era lo que sostenía en las manos. El periódico del día pude apreciar. En portada aparecía una imagen. Diferencié el rostro ya que era el mío.
Lo que me hizo recordar a ese chico era su pelo engominado y su amplia sonrisa.
—Wi, ¿William?—murmuré. Josh pudo percibir mis palabras y me volvió a mirar.
—¿Le conoces?—Se dio la vuelta por curiosidad.
—Mi padre me quería emparejar con él.—Solté apenas sin hacer pausas entre palabra y palabra.
—¿Con ese?—frunció el ceño y rió—Menudo pretendiente escogió tu padre.
Él no era lo que más me preocupaba, sino aquello que ponía en el periódico, no sabía el por qué de una foto mía en la portada. Forcé la vista y achiné los ojos. Mi vista cansada pudo distinguir solo las letras más grandes: <<Desaparecida>>. Los pelos de la nuca se me erizaron al segundo de asimilar lo que estaba viendo. Luego empecé a temblar y busqué con la mirada a Charlie, aunque él ya me había encontrado, pero no era el único, William también me había reconocido.
—Me está mirando—dije apenas en un suspiro.
Me puse la capucha de la sudadera que llevaba y recé que fueran más que imaginaciones mías. Pero así no fue ya que tuvo el orgullo de levantarse. Josh le miró con cierto desprecio a lo que él ni se inmutó.
—¿Alice?—oí e ignoré. O eso quise hacer, pero se puso enfrente mía.
—Ho, hola.—Tartamudeé indecisa, no sabía que hacer.
—¿Qué haces aquí?—parecía preocupado, me miraba extraño, supuse que no sabía nada de lo que había pasado y le pilló de sorpresa mi desaparición.—En los periódicos dicen..
—Tomando el sol.—Le interrumpí y le sonreí.
—Alice.. está nublado.—Miré al cielo y mascullé, mierda.—Estoy sorprendido.
—¿Por qué?—exclamé, Charlie se estaba acercando a nosotros, no muy contento pude ver.
—Tu padre me llamó y me dijo que desapareciste.
—Pues ya lo ves.—Hice la gracia y reí, no sabía nada del hospital.—Estoy aquí.—tensé la frente y sonreí de nuevo.
—Bueno pues.. ya se lo diré, estaba preocupado.
Me esperaba cualquier cosa de ese ser menos eso. Su vida no era como la de los demás. Utilizaba a las personas y manipulaba las cosas a su alcancé.
—Ya.. preocupar..—mascullé entre dientes. Volví a repasar la frase anterior, pero no me dio tiempo, Charlie ya estaba mirando con desprecio a William.
—Soy William encantado—alzó su mano a Charlie, cual él contesto sonriendo.
—Yo Char, Charlie.—tartamudeó, intentado parecer superior, pero Charlie era tan dulce que no sabía.—Alice, ¿quién es este?—me soltó con un cierto tono.
William pareció ofenderse y le volvió a hablar.
—Su futura pareja.—Tiró el periódico al suelo.—Por si te queda más claro.
Lo recogí con los pies y recé de que Charlie no dijese nada, pero por muchos rezos o ave marías que rezara fue inútil.
—¿Enserio?—alzó los hombros y puso las manos en ambos costados.—¿Enserio Alice?—me volvió a mirar.—¿Te has cogido a este chico? ¿A este pijo?—rió sarcásticamente.—Pensaba que era diferente.
—¿Pijo? Mejor que gente de la calle..—no debió decir eso William, pero tenía tanto orgullo como él.—Bueno, de la calle y con mal gusto, si te refieres a ti.
Me llevé las manos a la cabeza. Todo esto por el periódico. Josh se levantó y se puso al lado de Charlie.
—¿Gente de la calle?—Saltó, le había hecho daño.
—Sí, de la calle, ni sabréis pensar.—Era imbécil, cada vez que escuchaba sus palabras veía con el hombre que mi padre me quería juntar, un cabrón como él.
—Por lo menos sé defenderme.
Rió chistoso de su contestación y le miré con cierto desprecio.
—Vamos Alice.—Agarró mi brazo y de inmediato le solté.
—¿Qué haces?—me alejé de él y me puse al lado de Josh, Charlie había desaparecido. Miré atrás. Tampoco estaba con Andy.
—Nos vamos a casa.—gritó.
—Esa no es mi casa.
—Pues con tú familia—intentó atrapar mi mano, pero la esquivé.
—Esta es mi familia.
—Pero tú eres mía, tú padre me lo dijo.—Me cogió de la cintura y pegó mi cuerpo al suyo.
Me separé con el mínimo roce.
—Yo no tengo padre.—solté, no me hacía daño decirlo, y menos gritarlo, que fue lo que empecé hacer al ver sus acciones.—Vete.
—¿Qué?—elevó sus manos provocando.
—Que te vayas.—respiré, rabia recorría por mi sangre. Todo el odio que estaba descargando con ese chico no era la mayor parte por él, sino por mi padre. Me miró a los ojos con desespero a lo que yo respondí con asco. Caminé y me fui de ese sitio, cediéndole William a Josh. —no le hagas nada—mascullé a su oído antes de irme. Respondió con una sonrisa y me dio su palabra.
Caminé entre restaurantes del puerto, con el final de encontrar a Charlie. Me metí por varios callejones sin salida. Caminaba sin miedo. Si antes estaba raro conmigo no quise imaginarme como estaría ahora.
—Siempre tengo problemas..—me dije a mi misma en voz alta.
Unos segundos. Fueron esos en los que divisé la ropa de Charlie. Corrí hacia ese callejón de ladrillos y me introduje en la oscuridad.
—¿Charlie?—pregunté mientras extendía las manos para no chocarme con nada.
Me dolía la cabeza y no pude forzar la vista, ni siquiera pude diferenciarlo.
—¿Charlie?—volví a repetir, pero seguí sin obtener respuesta.
Me froté las manos, la falta de luz hacía que el frío aumentara y helaran mis huesos. Me di la vuelta, seguramente se habría ido al oír mi voz. No querría hablar conmigo.
—Te quiero..—debería haberle dicho.
Mientras caminaba me choqué con alguien. Pero la oscuridad aún era demasiado intensa.
—No me esperaba esto.—Diferencié su voz perfectamente, y sonreí.—Creí que eras diferente.
—Y lo soy..—intenté agarrarle las manos pero esquivó mis caricias—. Quiero decir, ese chico no sabe nada.
—Sabe como te llamas, conoce a tu padre seguramente.—me replicó serio.
—Pero no me conoce a mi.—su voz era cansada y decaída.
Lamentaba cada segundo de lo ocurrido. Con tal solo dieciséis años mi vida había sido de una novela. Agarré sus manos y las dirigí hacia mi cintura, dejándolas caer. Un cosquilleo recorrió mi estómago y por un momento noté que se me paraba el corazón al tenerle tan cerca de nuevo. Después de esto le daba por perdido.
En el otro lado de la oscuridad..
Sentir el roce de mis manos en su cintura era la mejor sensación que había sentido hasta ahora. En estos momentos no había móviles, tampoco gente. Ningún ser podía quitarme esa oportunidad que había esperado desde el momento en el que la conocí.
—Te quiero.—Pude apreciar ese murmullo que salieron de sus labios.
Mi corazón latía tan fuerte que me daba la sensación de que Alice podía escucharlo. Me di cuenta de que era el momento perfecto. Y entonces la besé. Mis labios rozaron los suyos en una caricia suave, controlada. No pude analizar la situación, preguntarme como reaccionaría Alice y qué pensaría de mi, maravillarme ante el temblor que me había tensado la piel, conté los segundos que pasaban desde que nuestros labios se tocaron hasta que ella abrió los ojos.
—Yo también te quiero.—murmuré en su oído.
Volvió a posar sus labios en los míos, pero esta vez el beso fue distinto, muy distinto. Fue un beso que valía por toda mi vida. Sus dedos se enredaron en mi pelo y luego se anudaron en mi nuca. Por primera vez en mi vida, mi mente no se separó de mis sentimientos y no hubo más mundo. Solo estaba ella.
En serio te sales, me he enganchado totalmente!! :)
ResponderEliminarDioooooooooooooooooooooooooooooos que capitulazo!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarWah, me encanta :)
ResponderEliminarese finaaal....dioss *.* he muerto y hablo desde el cielo de charlie :p ahahaha siguieenteee <3
ResponderEliminarAWWWWWW! Se besaron :) por fiiinn
ResponderEliminarCuando me siento mal me vengo aquí.. y la leo las veces que haga falta, porque cuando una cosa es buena no te cansas de ella y eso le pasa a tu novela y a tu forma de escribir... ERES GENIAL :)
ResponderEliminarLucía, oh dios mío. Es que he amado este capítulo de principio a fin. Necesito el siguiente. Cada vez escribes mejor, y mira que pensaba que era imposible escribir ya mejor. Pero has demostrado que me equivocaba, qué pasada. Qué beso más bonito Lu, que hfedjshfnjdfkhcnxv me ha encantado. Y la música de fondo, la foto, todo. Precioso. Siguiente
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